La segunda revolución industrial tuvo lugar entre 1870 y 1914 y hace referencia a un salto cualitativo en el orden industrial posibilitado por el conocimiento científico, el descubrimiento de nuevas fuentes de energía y los nuevos avances tecnológicos. Este salto aceleró la concentración industrial, por un lado, y modificó el modelo económico, por otro. Conozcamos algunas de las características más importantes de este proceso histórico.
1. Fruto de la alianza entre el conocimiento científico y la innovación tecnológica
La segunda revolución industrial nació de la combinación del conocimiento científico y la innovación tecnológica. A diferencia de la primera revolución industrial, fundamentalmente técnica y mecánica, la investigación científica, unida a las necesidades del desarrollo tecnológico y económico, ha transformado cualitativamente el mundo. Por ello, la cualificación científico-profesional, no sólo técnica, se ha convertido en una auténtica demanda del sector industrial, ahora en busca de innovaciones.
Gracias a esta alianza entre el conocimiento científico y la innovación tecnológica ha sido posible el desarrollo de la industria química, por ejemplo, así como el desarrollo de las comunicaciones en todas sus vertientes.
2. Aparición de nuevas energías
La segunda revolución industrial fue posible gracias al descubrimiento de nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo. Esto permitió el desarrollo de motores de combustión interna que reemplazaron gradualmente a la máquina de vapor.
Véase también Energía.
3. Descubrimiento de nuevos materiales y/o nuevos usos de los mismos
Gracias a estos descubrimientos, se pudieron dar nuevos usos a los materiales conocidos y se crearon nuevos materiales en la industria del acero. Por ejemplo, el cobre se convertiría en un material fundamental en la conducción de la electricidad. Asimismo, se crearon materiales como el acero, el aluminio, el níquel y el zinc.
4. Desarrollo de la industria química.
La industria química está emergiendo como un nuevo sector floreciente, que contribuye a la reconfiguración de la economía y la sociedad. El país líder en este proceso fue Alemania. Aparecieron nuevos medicamentos (por ejemplo, aspirina), plásticos, caucho, tintes, fertilizantes y pesticidas industriales, explosivos y fibras artificiales. Junto a ello, se mejoraron todo tipo de productos que ya existían, como papel, vidrio, etc.
5. Desarrollo de nuevas tecnologías e invenciones
El último tercio del siglo XIX y las primeras décadas del XX vieron la creación de nuevas tecnologías y la aparición de inventos que cambió el mundo para siempre. Entre los principales inventos podemos mencionar:
- Teléfono;
- Telégrafo;
- automóvil con motor de combustión interna;
- avión;
- fonógrafo;
- cinematógrafo;
- electrodomésticos (aspirador, estufa de gas, etc.); etc.
6. Automatización de máquinas
Uno de los cambios más importantes relacionados con el desarrollo de las nuevas tecnologías ha sido la automatización de las máquinas, lo que ha permitido la sustitución de mano de obra en muchas áreas del trabajo industrial.
7. Aparición del taylorismo u organización científica del trabajo
A principios del siglo XX, el ingeniero industrial y economista estadounidense Frederick Taylor desarrolló el método de «organización científica del trabajo» o «gestión científica del trabajo», conocido como taylorismo. Este método pretendía mejorar la eficiencia del modelo industrial mediante la regulación de las acciones del trabajo con máquinas y herramientas. Implicaba la división del trabajo, la subdivisión de tareas, la reducción del movimiento innecesario de los trabajadores, la cronología de las operaciones y la remuneración del trabajo según la productividad.
8. Sustitución del «gran capitalista» por los accionistas
La figura individual del gran capitalista, muy propia de la primera revolución industrial, pronto se minimiza y aparece un nuevo actor, esta vez colectivo: el accionista. Con ello, se han reconfigurado las formas de organización y participación de las empresas.
9. Concentración industrial
Aunque la producción industrial y el comercio en general aumentaron, las industrias no se multiplicaron, sino que concentraron un mayor nivel de productividad. Si las antiguas fábricas tenían 40 o 50 empleados en un hangar, las nuevas fábricas han conseguido reunir a miles. Muchas pequeñas empresas han sido absorbidas por las más grandes, ante la dificultad de cumplir con el nuevo salto cualitativo de esta etapa.
10. Competencia reducida
De lo anterior, también se desprende que muchos empresarios no han podido competir con los sectores más grandes, por lo que ha habido un cierre paulatino de pequeñas y medianas industrias, reduciendo en gran medida la competencia.
11. Tendencia al monopolio y oligopolio
En esta fase se desarrolló una tendencia hacia el monopolio y el oligopolio, es decir, la formación de grandes grupos empresariales que concentraron el control del sector industrial, en especial de la industria pesada y de sectores clave como la industria armamentista y energética (electricidad y petróleo). Es decir, crecieron confianzagrandes conglomerados empresariales.
12. Ascenso de las nuevas potencias mundiales
Con los nuevos cambios, los países que lideraron la primera revolución industrial se han quedado atrás. Así, países como Estados Unidos y Alemania superaron a Inglaterra y Francia y se convirtieron en las nuevas potencias económicas del siglo.
13. Configuración del imperialismo contemporáneo
El nuevo escenario económico ha obligado a la búsqueda constante de materias primas y mano de obra barata. Al mismo tiempo, también se necesitaban nuevos mercados en los que dirigir el crecimiento. De esta forma, y en cooperación con el orden político, se ha configurado el imperialismo contemporáneo. El proceso conduce a la división total de África (Congreso de Berlín en 1886) y Asia entre Rusia, Gran Bretaña, Japón, Francia, Holanda, Portugal, etc.
Ver también:
- Segunda revolución industrial.
- Revolución industrial.